Qué bonita la vida...


Sentado frente a su libreta de notas, esa que en un principio destinó para un viaje y ahora se había casi convertido en su compañera de silencios… sentado frente a ella y con una tacita de té que aproximaba al corazón para sentir el calor de una noche solitaria, se decidía a escribir sobre su infancia pero… con la mirada perdida, su mente vagaba entre flashes de memoria.

Él deseó otra niñez… anhelaba que su padre le hubiera dicho cuánto le amaba y valoraba, por eso a veces se planteaba qué hermoso sería tener un hijo para poder regalarle seguridad y corazón. La realidad es que cada uno debe aprender a valorar su vida y su capacidad… casi tanto como hemos aprendido a valorarla cuando vemos la de los demás.

Encontrar la foto, respirar el momento como si fuera tuyo… colarte en la sensibilidad de la luz abstraída de tu limitada técnica, te reinventan una y otra vez… te recuerdan el caudal de inspiración que reside dentro de ti aunque a veces lo sientas aletargado.

Y así es como lleno de amor mi vida, aceptando el regalo de este tiempo sola, dispuesta a aprender nuevas formas de vivir… sin empalmes ni apaños entre mi corazón y mi retina. Nadie me susurra que sea fácil. Poco a poco fluyo, ese es el camino hasta conectar con tus respuestas.

Gracias Vida!

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Comentarios

  1. Que inmensa suerte la de los que pueden regalar un legado a su sangre...

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    1. A veces hay vínculos más fuertes que la propia sangre mi querido anónimo... situaciones que requieren de toda tu capacidad de amar, incluso cuando se engendra para seguir haciendo vida sin haber despertado al amor. Hay una película que se rodó en Asturias hace ya unos años, EL ABUELO... maravillosa, habla de legados de sangre!

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Me encanta que te asomes a este rincón ... saber que a todos nos gustan las cosas que tocan el corazón! Gracias por recrearte un poquito conmigo ...

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