Como una caja fuerte ...

... que habita entre fotos, libros y vinilos, la diferencia reside en su interior atesorando recuerdos ... pues los años le enseñaron a perder apego a lo material, cansado de ver tantas calamidades en los noticiarios; había despedido a más de una veintena de amigos pero a quien más extrañaba era a su "paloma", por eso los relojes marcan desde hace un par de años, las seis de la tarde, la hora en la que conoció a su mujer.

De vez en cuando mantiene fija la mirada en el cristal mientras se suceden las estaciones, cuando un rayito de sol, cuando una gota de lluvia ... hace tiempo que nadie le visita y su cabecita se va de excursión a la infancia, intentando poner un poco de orden en el puzzle de su vida, fatigado de luchar contra el Alzheimer, consciente que la memoria no está de saldo.

Había perdido el apetito y la razón no era otra más que la soledad, él que había nacido para compartir ... qué injusta la senectud! Con qué gusto recordaba irse a dormir para soñar y ahora teme no despertar, qué diferente era todo cuando el tiempo urgía ... curioso, lo que saborearía en este instante un beso, tan sólo un beso más!

La ciudad se le presentaba como un auténtico monstruo y cansado de sentarse a escuchar el silencio, optó por regresar a su origen, aquel pueblecito donde todo empezó ... volver a caminar hasta el otro lado del río, esta vez para liberar toda la melancolía que transportaba!

Llegó una mañana de primavera y desde entonces ... dejaron de sucederse las estaciones; rescató aquella casa olvidada en el tiempo y con cada contraventana que desplegaba, un poquito de claridad regresaba a su corazón; no tardó mucho en descubrir las pequeñas cosas y que podía cambiar su espacio.

Se disponía a poner su reloj en hora cuando alguien golpeaba la puerta y sorprendido acudió a abrirla ... hay imágenes que están ahí como la mirada de Manuel, esa, era inconfundible! Se fundieron en un abrazo y lo saboreó casi tanto como un beso.

Todas las mañanas hacen el mismo recorrido a paso lento, aún no ha tenido tiempo de alcanzar la otra orilla del río pero todo se andará! A veces, una partida de naipes con trampas para hacer rabiar a sus contrincantes, recuperó la picardía y por las tardes se le puede ver sentado en el porche con su amigo entre animada conversación, recordando cuando sisaban el cepillo de la iglesia o coronaban las copas de los árboles para ver el mundo ... y el olor de la colada al sol! Las piezas finalmente van casando e incluso se recrea en una siestecita, ya no tiene miedo ... nunca hay que dejar de ser un niño!

Debemos cuidar a nuestros mayores ... los relojes son como el corazón, siempre han de estar en movimiento!