Viajo sola...

La primera vez que escuché hablar de MEETIC fue hace 17 años. Luego llegaría Messenger y ahora uno puede perder la cuenta en la variedad de aplicaciones o webs existentes donde poder darse de alta para conocer gente.
Por aquel entonces, una buena amiga mía decidió arrancar con una nueva vida lejos de la que había sido su feliz rutina. Tras fallecer su pareja emprendió un viaje sola sin un rumbo definido pero con la determinación de que necesitaba marcar distancias con los recuerdos, especialmente aquellos que requieren su propio duelo para poder volver a ellos cuando el dolor se diluye… sólo el tiempo abraza con sabiduría y serenidad.
Un día me llamó porque había conocido a un chico de forma virtual y lo que comenzara con cierto secretismo y muchas sensaciones compartidas pasó a convertirse en una ilusión renovada.Relacionarse en una gran ciudad no es tarea fácil, una actividad frenética entre semana que merma y en ocasiones se cuaja de silencios el fin de semana porque todas las personas se concentran en sus hogares, en su otra cadencia, la misma que uno tiene cuando todo fluye como es de esperar. Y la oferta es grande, sí, en una gran ciudad. Hay más cines, museos, actividades… casi tantas como gente pero no siempre uno encuentra las ganas y las fuerzas de ponerse a tono.
A veces, una pequeña ciudad también se convierte en una grande en tu interior. Cambiaron las circunstancias de tu vida, llegaste de nuevas a otro lugar, se me ocurren muchas razones por las que sentarse delante de un ordenador y navegar a la deriva. Viajar sola.
En ese punto me reconozco cuando nace ‘El Rincón de Mela’, un blog que me inspira tranquilidad y desahogo, retomar aquel diario que comenzara con diez años. Encontrar mi momento en la quietud de la noche me ayudó a estructurar mis pensamientos. En ocasiones, tan sencillo como depurar todo a lo que me había sentido expuesta durante el día y sintetizarlo en una palabra, era como meditar de forma consciente y esa palabra me daba la pauta para desarrollar una idea o amasar las entrañas de una imagen.
La creatividad se desataba. La curiosidad también. Me adentré sola en el mundo del blog y viajé a rincones maravillosos que me favorecieron intelectual y emocionalmente. La empatía fue inmediata con algunas personas que escribían y hacían fotos como yo. En la generosidad de algunas aparecieron mis mentores. Nuevas lentes con las que pulir todo lo que se sucedía entre la retina y el corazón. Mis imágenes cobraban otra dimensión al descargarlas de mi cámara. Así fue como varé en Flickr donde pude compartir mis inquietudes con otros bucaneros, piratas, capitanes, tripulantes e incluso polizones de aquella blogesfera.
Rosa Victoria Martínez, RosVima hoy, se hacía llamar por aquel entonces Fridakagalo y aún figura así en mi lista de contactos. Supongo que fue su nombre lo que me llevó a investigar su obra. Las dos varamos en las mismas coordenadas y zarpamos en uno de los proyectos más hermosos; el de la amistad.
Dos corazones despiertos que no se secan y no saben disimular lo que no son. Dos corazones que se echan de menos y disfrutan de lo que construyen juntos, lo mismo suman cinco minutos desde la distancia que los seis segundos que dura un abrazo con los ojos bien apretaditos de emoción. Dos corazones que dan la bienvenida al descompás o para los que la pasión no se apaga. Dos corazones desnudos que no sienten frío. La risa desafinada y sin complejos. La luz no ciega aunque deslumbre. La arruga del espejo es bella, mi-tú reflejo.
Nuestras hijas se contagian de amistad y en el reverso de sus pequeñas obras de arte, transcribimos sueños o planes que se quedan en una declaración de intenciones pero que acunan mucha magia. Compartimos el mismo Norte y a nuestros corazones les gusta el salitre y pasear descalzos por la playa.
En el reflejo del cielo sobre el mar nos sentimos volar, las mismas alas que nos encuentran a medio camino para hablar de música, lectura, fotografía, ilusiones y hasta del desorden de dentro.Todo vale, todo apetece, todo. Este año puede que sea Malta y un faro o puede que nuestro lugar no aparezca en los mapas porque reside en el corazón, puede.
Insaciable lectora, mamá entregada, romántica empedernida, comprometida trabajadora y regaladora de proyectos, creo que un día podría dedicarse a ello… lo veo, RosVima creadora de proyectos.
‘Viajo sola’ es el nombre del proyecto que RosVima ha dado vida desde su propia experiencia. El pasado día 24 se estrenó en Madrid de forma oficial y con una jugosa convocatoria que para mí es muy significativa, porque despierta interés y ganas de vivir algo diferente, quién sabe si tiene algo pendiente con una misma. Como ella transcribe en su sinopsis… “Empezar un viaje sola huyendo de la soledad, para aprender a enfrentarla. Como compañeros de viaje: una cámara, un cuaderno y muchas ganas de encontrar respuestas, vivir aventuras y sentir que puedes con todo sola, que la red que necesitas aparece cuando saltas. Como se suele decir, que lo que crees, lo creas”.
Causalidades. Otros lo llaman serendipias. Año tras año en mi agenda siempre hay una página de la que no puedo prescindir con el mismo encabezamiento: LO QUE CREES, LO CREAS. Tú, Rosa, estabas entre mis renglones. Empecé un viaje sola virtual con prudencia y cierta desconfianza. Hoy puedo constatar que, tan pronto me liberé de estereotipos y unas muletas que no era capaz de soltar en aquel ciber-espacio, mi presente se hizo real. La realidad supera la ficción. Así sea.
El éxito del primer encuentro de ‘Viajo sola’ ha desatado sugerentes propuestas, numerosas charlas y un calendario que se activa. ‘Viajo sola’ ya es tendencia.

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